Llega el verano y con él la posibilidad de disfrutar de las vacaciones, días de descanso, más vida al aire libre, en contacto con la naturaleza, practicar deportes y actividades lúdicas, viajar a destinos soñados…
Está en nuestras manos garantizar que ese disfrute sea total si contemplamos algunos consejos para tener el verano más saludable.
Exposición al sol: Una de las principales recomendaciones para la época estival es la protección de nuestra piel que puede verse daña por los efectos de los rayos UVA y UVB.
Se debe evitar la exposición solar entre las 12 y las 17 horas y acostúmbrate a utilizar sombrilla, gorra y gafas de sol. Es importante aplicar el fotoprotector solar unos 15 minutos antes de iniciar la exposición, especialmente en el caso de utilizar filtros químicos. Como media debemos usar un factor de protección del 30+ y aplicarlo cada 2- 3 horas y tras cada baño aunque sean “resistentes al agua o waterproof”. Por último, es necesario hidratar la piel con frecuencia, especialmente después de la exposición solar.
¿Alergia al sol? La importancia de estas pautas aumenta cuando nuestra piel presenta características más peculiares tales como las alergias. La alergia al sol, la fotosensibilidad o la urticaria solar son reacciones que sufre la piel tras la exposición solar y que pueden causar erupciones, picores, rojeces, etcétera, incluso en zonas que no han sido expuestas, que en algunos casos es aconsejable consultar con un profesional.
La enfermedad más frecuente dentro de las denominadas como ‘alergia al sol’ es la erupción polimorfa lumínica. Se caracteriza por aparición de lesiones en la piel (picores y erupciones) unas horas o días tras la exposición directa a la luz solar, sobre todo en zonas fotoexpuestas como cara, brazos, piernas, tórax anterior, etc. Normalmente se resuelve cuando se coge un tono moreno.
Una patología más grave —aunque menos frecuente de las que produce la llamada alergia al sol— es la urticaria solar. El cuerpo se llena de ronchas de varios centímetros a los pocos minutos de recibir los rayos de luz. Puede aparecer en zonas no expuestas al sol.
Existe además la fotosensibilidad inducida por medicamentos o agentes químicos exógenos, que pueden dar lugar a reacciones fototóxicas y fotoalérgicas. Son reacciones en forma de eccema que precisan de las radiaciones solares para producirse.
Hay que considerar el grupo de dermatosis fotoagravadas, no causadas por la reacción ultravioleta pero que pueden empeorar con su exposición.
Ojo con los Ojos: Durante el verano se dan determinadas condiciones que también influyen en nuestra salud ocular. Temperaturas elevadas, exposición a la radiación ultravioleta, aire acondicionado y agua de mar y piscinas suponen un riesgo si no se toman las medidas precisas.
Conviene usar siempre gafas de sol debidamente homologadas con los filtros necesarios para retener la radiación ultravioleta, incluidos los niños y bebés. La protección de los ojos se puede completar con el uso de gorra o sombrero, para que siempre estén en sombra. También se aconseja utilizar gafas de baño, ya sea en el mar o en la piscina pues se evita el contacto con agentes irritantes y contaminantes. No se debe abusar del aire acondicionado pues puede producir sequedad de los ojos. Es importante mantener una correcta higiene de manos.
Golpes de calor: Durante el verano se produce un aumento de las temperaturas que puede afectar a nuestra salud. Conviene tener en cuenta medidas de prevención en los días de más calor para evitar los posibles efectos negativos para la salud.
Una de las medidas fundamentales es beber más agua, independientemente del tipo de actividad que se esté llevando a cabo. En estos días de altas temperaturas no se recomienda el ejercicio físico al sol, evitando especialmente las horas centrales del día. Se aconseja vestir tejidos holgados que absorban la transpiración y calzado adecuado a la actividad física que se desarrolle. También es necesario llevar gorra y usar fotoprotector.
Calima: Coincidiendo con una elevación de las temperaturas pueden darse jornadas con calima, polvo del desierto del Sáhara en suspensión. Este fenómeno contribuye a resecar las vías respiratorias, y en muchas ocasiones se puede provocar un agravamiento de afecciones o síntomas relacionados con enfermedades respiratorias, tales como el asma y personas con enfermedad obstructiva crónica (EPOC)
Calidad del sueño: Las altas temperaturas también por la noche pueden provocar complicaciones para conciliar el sueño. El calor perturba las funciones térmicas del organismo (vasodilatación y la transpiración) y provoca que el cerebro esté alerta durante la noche. afectando a la salud física y psíquica.
Nutrición: Cuando nos preparamos para el verano podemos caer en la tentación de creer la publicidad engañosa de ciertas dietas milagro que no sólo no cumplen lo que prometen sino que llevan un efecto rebote y pueden suponer un verdadero riesgo para la salud. En algunos casos se propone un plan alimenticio que conduce a una pérdida de peso a costa de la masa muscular, no de la grasa, lo que es desaconsejable. Al disminuir la masa muscular —que la necesitamos para quemar energía— ralentizar nuestro metabolismo provocando no solo que recuperemos los kilos que hemos perdido, sino alguno más de regalo. Además, al no ser personalizadas, pueden aparecer carencias nutricionales. No es necesario hacer dietas específicas, sino adoptar y mantener buenos hábitos durante todo el año.
En cuanto a la conservación de alimentos es importante recordar que no se debe romper la cadena de frío y hay que manipularlos correctamente para evitar intoxicaciones.
Salud intima: El aparato genital femenino suele ser también uno de los principales damnificados de los riesgos que conlleva la época estival. Para evitar estos contratiempos se aconseja mantener la zona seca (evitar pasar mucho tiempo con el bikini mojado puesto) porque puede causar infecciones.
También se recomienda utilizar toalla en playa y piscina para sentarse en ella y no directamente sobre la hamaca o la arena. Así mismo es necesario beber mucha agua para evitar infecciones de orina. Es importante ducharse con agua dulce después de habernos bañado en la playa o la piscina porque la sal y el cloro pueden causar irritaciones. También una alimentación correcta ayuda a evitar las infecciones (fruta, verduras, huevo, marisco y pescados que son ricos en zinc, cebolla, etc.). En los días de menstruación se aconseja aumentar el número de veces que cambiamos compresas o tampones porque las altas temperaturas y la humedad afectan de manera negativa.
