Santiago Abascal, el jefe hispano de los patriotas de hojalata, aplaude hasta con las orejas a Donald Trump cuando este toma medidas negativas para el mundo y España. `Dólar´ Trump no sabe ni cómo se llama Santiago `Arancel´, como lo bautizó acertadamente Félix Bolaños, pero al falso rojigualdo le importa poco porque prefiere ser cola de león que cabeza de ratón, aunque finalmente sea una mezcla de ambas.
Trump y Abascal están muy enfadados porque el presidente de España ha viajado a China para buscar mercados alternativos a la dictadura comercial impuesta por un intervencionista que presume de ultraliberal. Eso es como si Ayuso presumiera de sentido común cuando ni siquiera tiene sentido del ridículo.
La doña salió huyendo a Ecuador para no coincidir con su pareja, que fue llamada a declarar a los juzgados este jueves por sus supuestos y confesos delitos. Parece una contradicción pero jurídicamente no lo es. En la vida común lo fáctico no puede considerarse supuesto ni presunto. Pero en los palacios de Justicia se han visto burros volando, al decir de los abogados más viejos del lugar.
Las cosas de palacio no solo van despacio sino que son inexplicables y abstrusas si se trata del Palacio de Justicia. Imaginen lo importante que puede ser para la Comunidad de Madrid que su presidenta viaje a Ecuador para apoyar electoralmente al candidato derechista en sus mítines que ya quisiera Feijóo.
La presidenta de la Comunidad tiene buenos recuerdos de Ecuador porque fue el primer país al que viajó en su juventud. Ella misma ha reconocido sin ningún rubor que a los veintidos años se enteró de que en Ecuador hablaban español. Como se ve, fue una chica muy despierta y pizpireta.
Trump, Abascal, Feijóo y Ayuso han criticado duramente a Pedro Sánchez por viajar a China porque entienden que a los comunistas no se les puede dar ni agua. Sin embargo, todos ellos ignoran que hace doce años la entonces secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, viajó expresamente a Pekín para firmar un gran acuerdo con el Partido Comunista Chino, casualmente unos meses antes de que Abascal fundara Vox, por lo que en aquel momento el cipayo era aún militante del PP, la derechita cobarde, según la define él mismo.
Donald Trump es un ultraliberal que llena el mundo de aranceles y un anticomunista furioso que no predica con el ejemplo porque fue precisamente él en su mandato anterior el primer líder político mundial que se entrevistó con el presidente de Corea del Norte. Según él, Sánchez no puede reunirse con el presidente chino pero él sí lo puede hacer con su homólogo norcoreano.
Estas contradicciones no son solo características de la política nacional e internacional sino también de la local. El pasado fin de semana el presidente de Canarias y líder de CC, Fernando Clavijo, afeó en el Congreso de su partido, donde fue reelegido, la moción de censura que en el Cabildo de El Hierro cambió al presidente nacionalista insularista Javier por su hermano socialista Alpidio ya que el primero había ganado en votos, según su argumentación.
El lagunero no recordó que él es presidente de Canarias sin ser el más votado, ya que lo fue el socialista Ángel Víctor Torres, y que la nacionalista Rosa Dávila también es presidenta del Cabildo de Tenerife gracias a una moción de censura que desbancó al socialista Pedro Martín, el más votado en la isla y por ello automáticamente elegido presidente debido a las características peculiares de las corporaciones insulares.
Los políticos padecen de una amnesia selectiva que deberían tratarse debidamente con profesionales y especialistas. A no ser que quieran seguir haciendo el ridículo, que es otra posibilidad.
