En una tarde primaveral del domingo 25 de mayo, se celebró en el parque urbano de La Ballena una nueva “salchiquedada”. En ella se presentaron en sociedad, como se decía antaño, los nuevos ejemplares bajo la atenta mirada de los más veteranos. Correteaban todos juntos, aunque por razones biológicas, unos más rápido e intenso que otros.
Como corresponde a la estación en la que Cupido está más activo, algunos teckels no paraban de cortejar a las jóvenes perritas que, coquetas por naturaleza, lucían sus mejores sonrisas en forma de ladriditos alegres. Eran fácilmente distinguibles, no sólo tratando de mirar lo obvio, sino por los vistosos arneses que lucían para satisfacción de sus orgullosas dueñas.
Como suele suceder en estas reuniones no sólo vienen perritos salchicha de todos los tamaños y colores de pelajes, mantos en denominación técnica, sacados de la cada vez más variada paleta posible en los cruces de esta raza, pues también los dueños trajeron perros pequeños y otros de gran tamaño como pastores alemanes y algún golden. En los juegos perrunos no había más que alegría y satisfacción de verlos juntos haciendo realidad aquello que no importa el tamaño sino las ganas de jugar. Ni un amago de discordia se vio y ningún ladrido agresivo se oyó en esta reunión.
Los perritos volvieron a sus domicilios cansados como perros, valga la metáfora, y con agujetas hasta en los ojos... y los dueños totalmente satisfechos del reencuentro.