Esta semana se han cumplido veinticinco años de la victoria electoral del PP, que aupó a José María Aznar a la presidencia del Gobierno de España. Construir o articular una opción política alternativa al gobierno que lideraba Felipe González desde 1982 no fue fácil. En enero de 1989 José María Aznar lanzó al PP con el objetivo de armar una alternativa de centro derecha al gobierno socialista que gobernaba, prácticamente sin oposición, desde que arrasó con 202 diputados en las elecciones de octubre de 1982.
El trabajo que Aznar llevó a cabo para construir una alternativa conservadora fue meritorio, como acertado fue enterrar a una Alianza Popular que arrastraba demasiadas vinculaciones con el pasado franquista. Sea como fuere, en la victoria de Aznar en marzo de 1996 pesaron más la crisis económica, el paro y las corruptelas en el seno del PSOE que la solidez de las propuestas del proyecto popular.
El triunfo de Aznar en 1996 estuvo precedido de dos intentos, en los que Felipe González conservó la presidencia. En 1989 González obtuvo una amplia mayoría absoluta con 175 escaños y Aznar alcanzaba solo 107 asientos en el Congreso de los Diputados. En la segunda vez que Aznar concurría como candidato, en 1993, los socialistas obtenían 159 diputados por 141 los populares; pero el apoyo de los 17 diputados de CiU y los 5 del PNV garantizaron a González una cómoda mayoría.
Finalmente el intenso desgaste que sufrían los socialistas allanó el camino para que en las elecciones generales celebradas el 3 de marzo de 1996 los populares liderados por Aznar se impusieran con 156 diputados, mientras el PSOE se quedaba con 141; en aquel momento, los 4 diputados obtenidos por Coalición Canaria y los 16 de Convergencia i Unió se convertían en claves para garantizar una mayoría de gobierno estable –además, inicialmente apoyó también el PNV–.
Aznar y Casado estuvieron juntos en un acto organizado por el Instituto Atlántico con motivo del 25 aniversario del triunfo de los populares en las elecciones de marzo del 96. Aznar no pudo ocultar su disgusto por el rumbo que ha ido cogiendo el PP después de que él dejara el timón del partido en manos de Mariano Rajoy y, más tarde, en las de Pablo Casado.
Aglutinar el centro derecha, tener un proyecto claro que ofrecer a la sociedad y un liderazgo con autoridad para poder llevarlo a cabo; este es el camino que Aznar marcó a Casado para que su partido pueda ser alternativa al PSOE de Pedro Sánchez. José María Aznar pasó por alto un pequeño detalle: la situación política y social en España en el año que ganó las elecciones -marzo de 1996- nada tiene que ver con la actual. Seguramente, tienen que hacer un nuevo diagnóstico para poder recetar adecuadamente.
El PSOE del año 96 estaba absolutamente desarmado y desacreditado por los innumerables casos de corrupción que lo asediaban; hoy quien está desacreditado es el PP por el afloramiento de corruptelas y malas prácticas en los años que ha sido gobierno. En lo que se refiere a reunificar a todas las fuerzas que están en el espacio ideológico del centro derecha, la situación actual difiere mucho de la del año 96. Entonces, en el espacio del PP solo había pequeños partidos como la UPN o el PAR; hoy VOX es una seria amenaza -al menos para las próximas generales- que se nutre del PP y del resto de partidos. Los resultados que han obtenido los de Abascal en Cataluña son un serio aviso para aquellos que consideraban una “anomalía democrática” los 52 escaños que obtuvieron en las últimas generales.
Mucho trabajo tiene por delante Pablo Casado para articular un partido conservador y ganador que pueda llevar a cabo un proyecto de modernización del Estado con credibilidad.
