A frenazos bruscos y a destiempo. Así parece funcionar últimamente un Gobierno más preocupado por mantener su buen entendimiento con las clases pudientes, aunque minoritarias, que con la trabajadora. Oídos sordos a las nuevas necesidades de una masa popular, mayoritaria, que lo único que pretende es tener unas condiciones laborales acordes a los tiempos actuales.
¡Vamos a echar el freno de mano! Parecen acordar una vez más, cuando de la reducción de la jornada laboral se habla. Y digo una vez más, porque lo mismo pasó ya con la subida del SMI, cuando se cansaron de proclamar a los cuatro vientos que sería la ruina de la economía canaria. Nada más lejos de la realidad, a tenor de las cifras que se reflejan y, de las que curiosamente, presumen ellos mismo. Un sinsentido.
Y sigo poniendo como ejemplo el SMI porque, les gustes o no, más de 150.000 trabajadores y trabajadoras canarias se han visto beneficiados de esta subida histórica, de la que como sindicalista me siento más que orgulloso. Una subida que debe seguir escalando, rascando euro a euro si es necesario, con el único objetivo de devolverle el poder adquisitivo a nuestra gente. Porque no se olviden, a pesar de este incremento, seguimos siendo una de las CCAA más pobres de España. Un dato indignante si vemos las cifras de la industria turística, pero ese no es el tema de hoy.
El tema de hoy es la marcha atrás que, una vez más, el Gobierno de Canarias, apuntalado por sus socios, quiere volver a imponer con argumentos vacíos de contenido. Compañeros y compañeras de viaje que se vanaglorian de votar en contra de la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas.
La cuestión es tirar del freno de mano, parar en seco y dejar que Canarias vuelva a ser líder por la cola. Líder en la pérdida de derechos sociales, porque es lo que supone la reducción de la jornada laboral, un derecho a conciliar la vida laboral y familiar. Prepárense, porque estos días de prensa, radio y televisión solo servirán para leer, escuchar y ver titulares más propios del cuento del lobo y las ovejas que de la realidad que aquí nos atañe.
Queremos una Canarias que vaya al compás europeo, una tierra innovadora, progresista y con una economía fuerte. Sin embargo, en esa ecuación, una vez más, los altos cargos, los que mueven los hilos y toman decisiones, se olvidan de un factor esencial: la clase trabajadora. La pieza necesaria, la que hay que cuidar y mimar, con garantías sociales, con políticas de prevención de riesgos laborales, con formación.
Y sí, en esta fórmula hacia el éxito, también está la reducción de la jornada laboral. Su aplicación en algunos países europeos está demostrando que es efectiva, que la productividad aumenta y el absentismo disminuye. Todo un reto el que se nos presenta y al que no se le puede dar la espalda si queremos seguir afianzando los pasos hacia una Canarias con un futuro prometedor para las generaciones venideras. Es ahora o nunca, llega el momento de tomar decisiones valientes, esas que tal vez a los socios no guste, pero que luego se demuestre con datos que han sido justas y necesarias.
Desde UGT Canarias creemos que es tiempo de dejar atrás el cuento del lobo y las ovejas y de no tirar tanto de ese freno de mano, especialmente cuando se trata de tomar medidas que benefician a la inmensa mayoría.
Y esa es la pregunta que muchos nos hacemos ahora: ¿el copiloto pedirá al conductor que tire del freno y nos quedemos atrás? O, por el contrario, ¿la pericia del chófer será suficiente para mantener la velocidad?
Manuel Navarro
Secretario General de UTG Canarias
