El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana ha puesto a disposición de los usuarios el nuevo aparcamiento público construido al aire libre en Sonnenland, en el talud existente entre la calle César Manrique y el Barranco de Las Tabaqueras, mirando hacia el cruce del Faro.
Las obras fueron solicitadas por el Ayuntamiento al Consorcio de Rehabilitación Turística con el doble objetivo de recuperar la imagen de un espacio turístico muy visible y afectado por un abandono de muchos años y, al mismo tiempo, ampliar la oferta de aparcamientos al servicio de la población de Sonnenland.
Aunque se vieron paralizadas durante algo más de seis meses por un contencioso sobre la propiedad del suelo, las obras acaban de ser prácticamente finalizadas por la empresa Lopesan Asfaltos y Construcciones, que recibió la adjudicación del Consorcio para ejecutarlas con un presupuesto de 333.298,40 euros.
“Los trabajos realizados han permitido crear un aparcamiento en doble línea con capacidad para 160 plazas, de las que 5 están habilitadas para personas con problemas de movilidad reducida, y mejorar notablemente la imagen de descuido y abandono que presentaba el ajardinamiento del palmeral existente en la zona”, afirma Fernando González Montoro, concejal de Ordenación del Territorio y Servicios Municipales
Con las obras también se ha mejorado y ampliado la acera del lado sur de la calle César Manrique; se han renovado las luminarias y se ha instalado una segunda línea de iluminación para el aparcamiento, que ha sido rematado con un muro de mampostería de piedra vista en la fachada principal del talud.
Las obras en este punto también han permitido renovar por completo la red de riego en la zona, y desarrollar un proyecto de recuperación medioambiental. Éste se ha desarrollado con tareas de limpieza, poda y ajardinamiento y replantación para integrar y mejorar las palmeras existentes en la zona, y mediante el acondicionamiento del talud con vegetación decorativa.
Con las obras la imagen de la zona ha cambiado por completo, pues ya no presenta el aspecto de semiabandono y la falta de aparcamientos que sufría esta parte de la urbanización turística construida a finales de los años 80, ahora afectada por las carencias y sobreusos devenidos de sus altos registros de residencialización permanente.
