La compleja y plural composición de las Cortes y el difícil proceso interno que está sacudiendo al PSOE -los socialistas deciden hoy su futuro- han complicado mucho la conformación de una mayoría suficiente y sólida que garantice al Gobierno la estabilidad -y la tranquilidad- que se necesita en el día a día de la acción política y legislativa. Descartado cualquier acuerdo de legislatura del PP con el PSOE, la única posibilidad de sumar los 176 diputados que se necesitan para aprobar los Presupuestos Generales del Estado pasa por ganar el Gobierno el apoyo de Ciudadanos, PNV, CC y NC.
Con la que está cayéndole al PP a raíz de los casos de corrupción que asoman diariamente, a Mariano Rajoy le va la vida en conseguir que se visualice que su Gobierno no está solo. Tanto en lo que atañe al consumo político interno, como a ojos de las autoridades europeas y mundiales, la aprobación de los presupuestos constituye un síntoma de estabilidad económica y política que el actual presidente necesita materializar como agua de mayo.
No acaban ahí las señales que Rajoy necesita hacer llegar a la opinión pública. Cerrar acuerdos con otras cuatro fuerzas políticas le permite neutralizar la imagen sectaria y en ocasiones autoritaria que marcó la mayoría absoluta de la anterior etapa. La dinámica negociadora de estos meses lsirve a Rajoy para mostrarse ante la ciudadanía como un presidente de diálogo, entendimiento y consensos. Las distintas fuerzas parlamentarias sin conscientes de los riesgos que entraña pactar con un PP que atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia. La rentabilidad política que los populares quieren sacarle a un acuerdo presupuestario tiene un precio. El PP está dispuesto a pagarlo.
Facilita la suma que el PP necesita, que Ciudadanos haya olvidado su compromiso de no pactar con ninguna fuerza nacionalista, resultando especialmente llamativo que no hayan puesto ninguna objeción al acuerdo del PP con el PNV, sobre todo teniendo en cuenta que el acuerdo incrementa la desigualdad entre las personas que viven en distintos territorios.
Cerrado el acuerdo con Ciudadanos, el PP sumó a CC con un acuerdo que permite recuperar parte de lo que la mayoría absoluta del PP negó a los canarios, bien por la crisis o por puro sectarismo.
El PNV ha hecho una jugada maestra. Logra en Euskadi el apoyo del PP para los presupuestos vascos e incorpora a un excelente acuerdo para incrementar las inversiones en el País Vasco la mejora sustancial de sus fueros, especialmente en lo que se refiere al cupo vasco.
NC es el voto 176. Los nacionalistas de izquierda canarios se han colocado en el centro de la política española. Su posición no es sencilla porque concurrieron a las elecciones en una alianza con el PSOE. Cualquier posición que definan va a ser muy cuestionada. Si apoyan los presupuestos de Rajoy es muy probable que estén cerrándose la posibilidad de acuerdos de futuro, en el ámbito estatal, con el PSOE. Si por el contrario obstaculizan la aprobación de los mismos estarán dando munición a CC y al PP canario, ambos embarcados en el argumento de que estos PGE son justos con las Islas.
NC tiene por delante la ardua tarea de hacer entender al PSOE que aprobar los presupuestos es aire que se les da a los socialistas para que tengan tiempo de recuperarse y así evitar un posible adelanto electoral. El otro frente al que tienen que enfrentarse es el de la sociedad canaria. Es posible que ni a los de Román Rodrigez ni a Canarias se nos presente por décadas una oportunidad como ésta. Las partidas económicas son importantes, pero mucho más lo es fortalecer el autogobierno para que seamos menos dependientes.
Más allá de las cifras -por cierto, muchas pintadas en la Ley de Prepuestos pero inejecutables- es necesario arrancar una serie de compromisos que refuercen los valores de un nacionalismo constitucionalista, solidario y no excluyente, pero reivindicativo en la defensa de los intereses de nuestro pueblo. El respeto al texto pactado -con el PSOE y con el PP- de la reforma del Estatuto de Autonomía; la activación de la Obligación de Servicio Público en los trayectos entre Canarias y la Península para evitar los abusos que se están produciendo en el precio de los billetes; la efectiva aplicación de la Obligación de Servicio Público para todos los trayectos interinsulares controlando los precios de los operadores; el reconocimiento expreso, en el Estatuto, sin matices, de la Ley de Aguas Canarias aprobada en el Congreso de los Diputados, haciendo realidad el mar de Canarias; la financiación del cien por cien del transporte de mercancías entre las islas y de éstas con la Península; la financiación del cien por cien del coste del transporte a la península para los creadores y deportistas canarios, así como incremento de las becas para estudios fuera del Archipiélago o una partida económica que refuerce el apoyo al Instituto de Astrofísica y a la Plataforma Oceánica de Canarias como ejes que deben facilitar la diversificación económica apoyada en la ciencia y el conocimiento deberían ser parte del peaje a pagar por el PP si quieren contar con el apoyo del diputado de NC, Pedro Quevedo.
Lograr estos objetivos sería un gran triunfo del nacionalismo canario y una excelente noticia para los canarios de las ocho Islas. En este caso, un éxito de NC en la negociación en curso sería un éxito para el conjunto de Canarias.
