Me cuesta creer lo que veo. Reviso la foto, la miro incrédulo una y otra vez, y es verdad lo que se ve, aunque parezca mentira. Ahí están juntos, bajo la misma bandera independentista de Canarias, los mandamases de NC, el Psoe y Podemos en el Cabildo de Gran Canaria. Juntitos para salir retratados.
¿Pero qué coños hace el máximo representante insular del PSOE enarbolando la banderita independentista de las siete estrellas verdes?. ¿Será posible tanta incongruencia?; ¿nadie de su partido dice mu?.
Esas escuetas preguntas me asaltaron nada más ver la instantánea del acto de homenaje que el tripartito cabildicio se montó para sacar rédito electoral y populista a la tricolor estrellada. Participaron en plan mitin el Presidente Antonio Morales; el vicepresidente 1º y consejero de Obras Públicas, Infraestructuras y Deportes, Ángel Víctor Torres Pérez (PSOE), y el vicepresidente 2º y consejero de Medio Ambiente, Emergencias y Participación Ciudadana, Juan Manuel Brito Díaz, un historiador con acta de Podemos pero que apunta pasillos y buenas maneras para doctorarse pronto y antes de que finalice la legislatura en la formación presidencial.
Y como no me creo lo que veo, remiro la foto y me vuelvo a preguntar. ¿Qué demonios hace Ángel Víctor Torres Pérez, que es el señor Secretario General Insular del PSOE en Gran Canaria, en un acto independentista tan flamenco y tan patrio, a las puertas de la Casa-Palacio que es de todos los grancanarios y pese a una expresa prohibición judicial sobre la pretendida exhibición oficial del banderín?.
Las lecturas sobre esa imagen dantesca podrían eternizarse. En respuesta espontánea me dije que, para ganar imagen y popularidad, el hombre del puño y la rosa tiene decidido aprovechar cualquier ocasión que se le presente para fotografiarse a sol y sombra del Presidente y de su otro socio del tripartito. O tal vez me equivoque, me dije también, y es posible que él simplemente estaba pasando por allí, como Aute, y no se pudo reprimir.
Pero si así fuera y visto lo visto, podría pensarse que si Ángel Víctor Torres fuera conceller del PSOE en Cataluña lo mismo se apuntaba a acariciar en voz alta las mismas estelades independentistas que la Europa del fútbol multa en los estadios de fútbol. Y me dije que si el prócer viviera en Portugalete, en Vizcaya, lo mismo se apuntaba a emular la hazaña del concejal Gorka Martínez de Herri Batasuna, que en agosto de 1983 violentó la insignia nacional para colocar una ikurriña solitaria en la fachada de su ayuntamiento.
Resuelto a olvidar este pueril asunto resumí. Que en el caso de Morales puede entenderse, porque en su mamanza política ese virus patriótico casi siempre estuvo ahí, y en el caso de Brito, pues casi que también, porque en limbo de la historia la nacionalidad es un fino pretil por donde desfilan los apátridas. Pero en el caso de Torres, ¿en qué quedamos? y ¿a qué jugamos?. ¿Cuál es el criterio del PSOE en esta fiesta de la confusión?, ¿qué postura oficial mantienen los PSOE regional y nacional sobre las banderas que enfatizan posturas de radicalización?. ¿Qué dice la cúpula regional socialista sobre esa imagen patética que retrata a uno de sus políticos con mayor peso institucional público detrás de un acto de bandera independentista inventado con la excusa de la libertad de expresión y sólo con la verdadera y última intención de arrimar votos al poder?.
A Soria, in memoriam, los mismos lobos se lo quisieron devorar por un acto semejante, y eso que se lo montó pletórico sin necesidad de votos y con una enorme bandera constitucional. En aquel caso, si hubiera empleado la tricolor a la que cantó Taburiente lo estrellan vivo. Y todo por nada, por una simple tela que, como todas las hiladas, con las inclemencias, el paso del tiempo y las sacudidas del viento, termina volviéndose trapo y más tarde polvo, y después nada. Como las ideas.
