Con el término de las vacaciones también llega el momento de poner punto final a los perfectos amores de verano. Se acerca la época en la que hay que plantearse si es viable una relación con la persona de quien pensabas que te habías enamorado “para siempre”.
El verano es uno de los momentos del año más idóneos para conocer gente, relacionarse, salir, sacar lo mejor de uno mismo y… enamorarse. Algunas de esas relaciones pueden sobrevivir a los meses estivales y consolidarse en proyectos a largo plazo, sin embargo, hay otras que probablemente toquen a su fin en el mismo contexto en el que nacieron, en ese caso, se presenta el momento de aprender a quedarse con lo mejor del amor de verano.
El amor nos hace sentir tan bien que intentamos aferrarnos a él como a un clavo ardiendo, y no dejarlo partir nunca, a pesar de saber que prolongar relaciones imposibles es completamente inútil y, además, provoca un sufrimiento innecesario. Sin embargo, aunque se desee continuar, en ocasiones es imposible, la vida cotidiana no tiene nada que ver con los apacibles momentos de las vacaciones. De vuelta a casa, la distancia entre los lugares de residencia, los compromisos con el trabajo o con otros miembros de la familia, y las distintas realidades hacen que no se pueda avanzar en lo que se ha vivido como una bonita experiencia.
En estos casos el sentimiento de amor no es suficiente para consolidar una relación. A veces nos vamos dando cuenta de que no es posible hacer promesas, ni esfuerzos que lleven a buen puerto, por eso lo mejor es mentalizarse para cerrar el lazo de la manera más efectiva y elegante.
Sin duda tomar todas estas decisiones duele demasiado, se trata de esas realidades que uno considera injustas. Por este motivo, la psicóloga especializada en relaciones de pareja, Mila Cahue, y autora del libro AMOR DEL BUENO, nos ofrece diferentes consejos para digerir con valentía este tipo de situaciones:
1.- Una bonita sugerencia para poder decir adiós dejando una buena estela tras de sí, sería reunirse el último día juntos, habiendo preparado previamente una carta (o una charla), en la que cada uno exprese qué ha descubierto junto al otro, que nos ha aportado, y de qué manera nos gustaría que siguiera la otra persona presente en nuestra memoria y en nuestra vida.
2.- Cuando decimos adiós, aunque la relación haya sido muy intensa, es mejor tener claro que esto no nos da derecho a seguir pensando que las puertas de la intimidad afectiva de la otra persona estarán abiertas para nosotros siempre. Cuando uno se despide, si quiere volver, ha de llamar de nuevo a la puerta y esperar a ver si se es invitado a entrar. En ocasiones, segundas oportunidades nunca fueron buenas y los excesos de confianza podrían emborronar un buen recuerdo.
3.- Lejos de entristecernos por no poder continuar, lo mejor que podemos hacer es sentirnos felices por haber tenido la oportunidad de haber vivido algo realmente bello, y que, pase lo que pase, formará siempre parte de nuestra vida. Es casi como el símil de ver la botella medio llena o medio vacía. Aunque lo cierto es que decir adiós duele, depende de nosotros que el recuerdo se convierta en un bucle de desesperación o que lo enlacemos en la memoria como una sensación que nos proporcione bienestar.
Al fin y al cabo, nuestra vida y nuestra felicidad se forjan a base no solamente de lo que decidimos quedarnos de nuestras experiencias, sino de cómo las colocamos en lo más profundo de nuestro ser.
Es el momento de descubrir cómo poner en práctica esta faceta de lo que conocemos como inteligencia emocional aplicada a nuestras relaciones afectivas. Simplemente, hay que establecer cierto cariño por los sentimientos vividos, respeto por los límites marcados en el momento de la despedida, y aplicar una buena dosis de generosidad que nos permita desatender a la inquisitoria y dolorosa sensación de necesidad. Así, estaremos en condiciones de valorar los preciosos momentos con los que la vida nos va sorprendiendo y regalando.
Mila Cahue es la autora de “AMOR DEL BUENO, Cuando lo encuentres, cuídalo y disfrútalo”, libro en el que pretende ofrecer al lector, a lo largo de sus 200 páginas, las claves para ayudarle a tener una relación de pareja sana.
La psicóloga desmantela al principio del libro las ideas más disparatadas sobre el amor, tales como “el amor hace sufrir”, “sin ti no soy nada”, etc. Además analiza los principales miedos, casi siempre irracionales, o inseguridades que en muchas ocasiones no tienen explicación: miedo a decir “te quiero”, al rechazo o quedarnos solos, a no gustar, etc.
Tu vida en positivo
“AMOR DEL BUENO” inaugura la colección “Tu vida en Positivo” que englobará una serie de libros donde diferentes expertos de distintos sectores ofrecerán consejos para ser más felices. Vivir en positivo “es una actitud que afecta a todas las áreas de nuestra vida; desde el primer pensamiento de la mañana hasta cada uno de los pasos de nuestro día a día: la relación con la pareja, hijos, compañeros de trabajo y amistades”. En definitiva, sentirnos bien con nosotros y con quienes nos rodean. www.tuvidaenpositivo.com
El libro está editado por JdeJ Editores y Actitud de Comunicación.
