¿Está Canarias superpoblada? Si nos apoyamos en el criterio de la densidad global -284,46 habitantes/km2- evidentemente, no. Si, por contra, el criterio es la utilización del espacio apto para el asentamiento humano -2.685 habitantes/km2- entonces debemos concluir que somos uno de los territorios más superpoblados del Planeta. Si la variable con la que medimos es la capacidad que tiene nuestra economía para de forma sostenible garantizar el bienestar de los que vivimos en las Islas, claramente podemos decir que hay un enorme desequilibrio: más gente que capacidad económica.
Debemos modular el crecimiento poblacional con la planificación territorial
El pasado domingo hice un breve análisis de la evolución de la población y la renta en Euskadi y en Canarias en estas dos últimas décadas. En el mismo puse de relieve que la población vasca apenas creció, asi como que el incremento de la actividad económica y la renta de la que disfrutan hacen que su calidad de vida esté a la cabeza de todo el Estado. Siguiendo con dicha comparativa, señalé que en ese mismo periodo de tiempo la población de Canarias creció cinco veces más que la vasca con una capacidad económica -la nuestra- que se sitúa bien lejos de los datos de Euskadi. Para atender prácticamente a la misma población, Euskadi dispone de 23 mil millones de euros más que el Archipiélago.
Tiene capacidad la economía del Archipiélago para facilitar el acceso al bienestar a la población actual.
¿Tiene capacidad la economía del Archipiélago para crecer como en el País Vasco u otros territorios de referencia? La respuesta es no. Si no tomamos medidas la diferencia entre el bienestar y la calidad de vida de un vasco y de un canario será cada vez mayor. Canarias necesita un soporte económico más sólido, menos dependiente, más diversificado, y más competitivo para facilitar la creación de puestos de trabajo de calidad.
La Estrategia de Especialización Inteligente de Canarias 2014 – 2020 fue aprobada por unanimidad por el Parlamento después de un debate abierto con todos los sectores de la sociedad canaria. En el transcurso del cual se propició un amplio consenso, llamado a convertirse en el motor de una dinámica de trabajo establecida para que nuestra economía crezca de una forma más inteligente, innovadora y competitiva. Universidades, organizaciones empresariales, sindicatos, cabildos, ayuntamientos, agricultores, ganaderos e industriales -en definitiva, la sociedad del Archipiélago- asumió un compromiso firme y compartido después de más de sesenta reuniones que sirvieron para articular el acuerdo político.
La renovación de la planta turística, las nuevas oportunidades que están surgiendo alrededor de la mejora de la calidad en el turismo, la internacionalización de nuestra economía y el aprovechamiento, preservándolos, de nuestros recursos naturales; la biodiversidad, el cielo, el mar, el sol o el viento; la industria cinematográfica o la apuesta por mejorar nuestra competitividad introduciendo la innovación y el conocimiento en nuestro sistema económico son los pilares que, contemplados en la Estrategia de Especialización Inteligente respaldada por la Unión Europea, definen una ambiciosa agenda de objetivos y tareas.
La construcción no es un sector sostenible sobre todo en aquellos territorios donde el suelo es un bien escaso
Todo esto sin despreciar ni subestimar el papel que en todo este proceso, de pasado y futuro, ha tenido y tendrá la construcción, indiscutiblemente uno de los motores de la economía del Archipiélago. El binomio turismo – construcción ha sido clave en el gran desarrollo experimentado en las islas, especialmente desde mediados de la década de los 90 y hasta la llegada de la gran crisis que ha asolado la economía desde finales del 2007. La concentración a mitad de los años 90 de una fuerte inversión privada -entorno al turismo- y la inversión pública derivada básicamente de los acuerdos para la gobernabilidad de España -los más importantes que ha tenido Canarias en su historia, firmados por José María Aznar y los nacionalistas canarios- impulsaron el sector. La construcción llegó a significar el 20% de nuestro PIB. Fue el polo tractor de miles de trabajadores de todas las partes que venia buscando una oportunidad.
La construcción no es un sector sostenible y menos aún en aquellos territorios donde el suelo es un bien escaso. Es el caso de Canarias.El suelo de nuestro Archipiélago es escaso y exige una gestión responsable y socialmente comprometida. Las políticas y leyes sobre el territorio deben garantizar un desarrollo poblacional razonable y facilitar actividades económicas que ayuden al bienestar de quienes aquí viven. Son imprescindibles crecimientos turísticos inteligentes que hagan sostenible la competitividad de nuestro principal soporte económico.
Si se camina en la dirección contraria, colonizando un bien tan escaso y no renovable como es el suelo, avanzaremos más hacia un problema que hacia la solución. Debemos modular el crecimento con la planificación territorial. Una correcta gestión del territorio garantíza la apuesta por una Canarias sostenible. El buen gobierno del suelo nos acerca al bienestar de las generaciones presentes y futuras. Por contra, una mala gestión o un mal gobierno debilitará social y económicamente a las Islas, resintiéndose tanto la cohesión social como el bienestar de más de dos millones de ciudadanos.
